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duce « delante de muchos » al mismo tiempo. Pero una vez que no se produce delante de «todos » ¿qué se ha de pensar? Quod enim extra videntem possitum est omnes videre possunt... ¡Serán por eso ilusiones? Esto sería verdad tratándose de un fenómeno natural, pero en los fenómenos sobre- naturales está, ante todo, la voluntad de Dios. A San Pablo se le apareció el Señor corporal- mente, según el Angélico, mas los varones que le acompañaban quedaron, sí, aterrados, pero nada veían : audientes quidem vocem neminem auten vi- dentes. Escuchaban las voces que hablaban, pero nada veían. Una manifestación o aparición que quede ocul- ta a gran número de los presentes y no se vea más que por algunos, puede no obstante ser exterior y real, como dice Ribet. « Es propio del cuerpo glorioso el poder mani- festarse a unos ocultándosea otros », dice el car- denal Bona y con él los teólogos. No se les puede despojar, pues, a las apariciones o visiones de Limpias su carácter de objetivas ba- jo pretexto de que sólo algunos las ven (1). (1) Para que sean objetivas o corpóreas y no imagina- rias basta que la visión persevere por tiempo notable, que el objeto se presente a la vista de varias personas a un tiempo y que la aparición deje efectos sensibles. El ser sensible a unos y no a otros no es prueba ni razón bastan- te para poner duda en la realidad objetiva, mayormente

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