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EN genio respecto a la impotencia del diablo en quien reconoce, sin embargo, un gran poder. ¿ Por qué, pues, envolvernos en telas de araña cuando es- tamos en presencia de un caso tan sorprendente como el de Limpias? Ni temerarios ni tímidos. Tal es nuestra con- signa. Pero admitido y todo, queel demonio pue- de obrar cosas sorprendentes, como el de tomar formas de serpiente y hablar a Eva; el de arro- jar fuego de lo alto para consumir las ovejas y los hijos de Job; el de llevar por el aire hasta el pináculo del templo la misma persona de Cris- to, ete., sin embargo repetiremos con el Papa Be- nedicto XIV que por divina virtud y providencia están reprimidos los demoniosa fin de que no hagan todo lo que por virtud natural pudieran realizar(1). Convenimos en lo que dice el Angélico, de que la naturaleza corporal está sometida y obediente a la espiritual para los movimientos locales, de modo que podría el demonio causar efectos sensibles en un objeto material; pero todo depende de que se lo permita Dios... San Agustín dijo claramente: Si quid aliquid in his rebus demones possunt tantum possunt quantum secreto omnipotentis arbitrio per- mittuntur. (Loc. cit., lib. 2, cap. 23, n” 2.) De modo que podemos decir que es una misma cosa el no tener virtud natural para tales cosas, (1) Loc. cit., libro 1V, parte I, capítulo HI, número 6.

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