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asiento del demonioy lugar de sus oráculos el cú- mulo de monumentosy panteones de gentiles; pero una cruz donde se venera el Redentor de las almas no ofrece al demonio un trono de su agrado. ¿Que quisiera para sí la adoración que se da al Cristo? Muy bien; pero en todo caso la adoración que los católicos rinden al Cristo de Limpias no sería pa- ra él, ¡Qué intereses tendría el enemigo de las al- mas y de Jesucristo en provocar un movimiento tan intenso en favor del Cristo bendito de Lim- pias? ¿Que puede ocultarse en ello un secreto y una finalidad recondita, y que por eso convendría no dar al repetido fenómeno tanta importancia?.., volente Demone hominem tentare et seducere, noluit ut id fa- ceret per columbam aut ovem que sunt nature simplicis et inno- centis... ¿Cuanto con mayor razón podemos suponer que no le permite engañarnos desde la ernz y sobre todo, desde la imagen verdadera de su Hijo? (Libro IV, parte I, capítulo Il, De serv. Dei beatif, n* 11). Además, de que el demonio mismo tiene repugnancia en tomar formas de paloma, cordero, ete., máxime de manifestarse desde la imagen de Cristo, enemigo suyo mortal. Generalmente reconocen los teólogos místicos que el de- monio opta por formas y cuerpos de bestias aunque no deja de haber casos de excepción... A veces, Dios le permite vestirse de ángel de luz, pero esto parece ser en casos de excepción, dejándole comúnmente que tome formas horri- pilantes o bestiales para que más fácilmente se le pueda conocer,

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