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vuelvas te la encuentre ahí mismo para que la beses como ahora la beso A Gaudencio se le humedecieron los ojos al oir el beso de Angelita sobre la medalla. -¿Pero dónde me la vas a colocar? ¿No tienes cadenita? —NOo. —Entonces toma la medalla y la cadenita —Así quedaré aprisionado, esclavo tuyo. —_ Esclavo del honor y del deber te quiero yo. -—Ahora—dijo Gaudencio en actitud de besar la frente de Angelita No: bésame en el alma que es tuya y bésame en el corazón, donde tú quedas. Yo me quedaré en esa me- dalla; cuando la beses, me besarás —Verdaderamente, eres un ángel. —Lo fué también el demonio—dijo riéndose ella. Tú también lo fuiste. ¿Recuerdas cuando hace ocho años te vistieron de San Miguel para Semana Santa? ¿Me viste? Estábamos de vacaciones. También fué el primer año de mi internado en Orduña. Ahora vámonos a salu- dar a mis padres. ¿Te vas contento? Más contento me quedaría. ¡No seas bobo! Hay que prepararse para la lucha de la vida. Hay que comprimirse y esperar El día de la partida de Gaudencio no apareció Angeli- a. Todo estaba ya listo para :el viaje. La mamá llamó A RN A A NI F | b h P | E b l | E p
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