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VCR ici DET A lt MA Si todo lo saben será inútil mi empeño por encubrir+ lo; eso agravaría el caso. Si nada saben, más que alguna tontería que dijesen a Marichu, tendría un remiendo, una componenda, con los cómplices. Llegó a casa de Pértica. Preguntó por el amigo; le dijeron que había salido. ¿A dónde? Tal vez a la cancha de pelota. Acaso de paseo hacia Ajanquiz. Corrió a la cancha. En efecto, allí estaba Pértica. De lejos se disvisaron y se abalanzaron, abrazándose como amigos. Atiende, Pértica. No sabes lo que es no tener paz en el corazón. Acabo de llegar y me voy arrepintiendo de haber llegado. Te acuerdas de ¡No, hombre! Esto de vivir en constante alarma por los de casa a causa de nuestras travesurillas de estudiante Te aseguro que no tendré un solo día de alegría si no me dices la verdad. —Suelta. -¿Has dicho algo a mi hermana sobre mis cosas? Nada; la pura verdad, nada, nada. ¿Sabes si Ortúzar me comprometería? Creo que no. Ortúzar está más comprometido que tú. Precisamente. ¿No se figuraría Ortúzar que se justi- ficaba al acusarme a mí? ¿De qué? ¿A quién? ¿Cuándo? De cualquier cosa que me perjudique en cualquier momento, de cualquier modo. No me dijo nunca nada, ni sé de eso una palabra, ni una, chico.

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