BCCPAM000R09-1-25000000000000

A ANA A UC — 204 — y se resignó. Pero como llevase constantemente en el alma el recuerdo adorable de Marichu, se acordó de la casa donde ésta pensó instalarse para ser la señora de aquel jardín florido y tan desordenado, lleno de rosas y jazmines blancos... Como un homenaje a la memoria de su casi hermana, compró aquella casa y la retuvo con ' cariño inefable. | Su dueño primitivo, encarcelado primeramente, acabó por ausentarse de Bilbao. Las sospechas son simiente que hacen brotar tallos y ramas con grandísima rapidez, Paco, preso por sospechas confirmadas, sufrió otras acu- saciones y condenas que pudo remediar con sus buenos billetes de banco, pero avergonzado de su suerte en Bil. bao, vendió Ja casa, liquidó los negocios y se marchó - lejos, de donde llegaron noticias trágicas sobre su fin. | Angelita, pues, a los dos años próximamente de la muer- te de su madre tomó estado con el ingeniero Gá. za va los tres y medio era madre de un bellísimo vástago. ..: luego vino otro retoño... Quedó en el mundo para vivir y hacer vivir, según la frase de Gaudencio en la visita famosa del convento. Por eso, cuando después de ocho años de vivir oculto Gaudencio se llegaba a aquella casa, moraban allí ange- litos de carne al cuidado de una bella señora juguetean- do en un ramillete de flores. La ilusión de Angelita era tener el jardín como lo tendría Marichu si ella hubiese tomado posesión de aquella casa. María nunca la pudo ver más. Pero sabiendo la deli- cada atención de Angelita, le envió un retrato que hizo el día de su profesión y lo firmó con estas palabras: “Angelita: sé feliz en medio de esas flores. Tenme en tu compañía y envíame cada año un ramo de esas ricas

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz