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201 —Hay lágrimas divinas—Angelita Las lágrimas divinas ro queman; son lluvia dulce sobre flores tempranas y a mí me abrasan Te formarán otra mujer para las batallas de la vida. A veces las contrariedades son leves nubes que amorti- guan el calor del sol, convienen ¿Te figuras que puedo vivir? Sí, puedes vivir; debes vivir y hacer vivir. ¿Luego, tú eres feliz sin mí? Soy feliz. contigo y con Dios Serás siempre una hermana para mi alma; tienes derecho, porque has si- do como mí madre espiritual Lo que he aprendido en este mes es demasiado fuerte y demasiado alto para que lo olvide ante un amor Puede asaltarte una tentación La tentación es vil y se le llama al orden. En la frente de Gaudencio brillaba como un fulgor en constante amanecer Angelita ha querido volver a ver sus tierras y durante el verano de 188 ha pasado mes y medio en su que- rido pueblo. En casa paterna ya no existe. Las fincas las administraba el mismo administrador. En casa de Gau- dencio, donde, naturalmente pasa su veraneo, no brilla el aire simpático y querencioso de otrora. Marichu ya no vive allí. Se ha consagrado a Dios y ocupa su lugar la “cardo” hermana de María, de seis años de diferencia y de un carácter poco accesible, votuntariosa y llena de

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