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MEF — Cambios de frente Era a las 2 de la tarde. El sol doraba el polvo. Un ra- cimo de muchachas de la aldea pasaba por delante de la casa de Angelita, luciendo todos los colores del arco iris. Algunos mozos galanes rurales en mangas de camisa se- guían a las alegres Dulcineas del Toboso. Alguros canta- ban y otros unían las palmas de las maros para acompa- ñar a “chalos” el ritmo y compás del canto. A su paso levantábase densa polvareda. María, de tertulia en casa de Angelita, los ve pasar galantes y ale- gres... —Esa es la alegría sana; pero hay otra más sana to- davía. Cuando vosotros os caséis, llevaréis er el corazón una música; yo llevaré un órgano, que tocará a gloria. Toda alegría tiene una parte triste, pero toda tristeza puede tener una parte alegre. Los sucesos no se ponen entre noche y noche, porque “la voluntad hace la vida”” y la felicidad la hace Dios. Angelita la escuchaba como quien estaba en posesión del secreto de María. El suceso que tronchó tan de raíz la dicha de Marichu, no suprimió sino que demoró va rios meses el enlace de su amiga. Ya no se pensaba en que primero se casase María. María declaró a su padre que no se casaría, que esperaba ver colmada la felicidad de su amiga para llevar a cabo su resolución de consa- grarse a Dios. Quería esperar para hacer de madrina en la boda de Angelita. Todo el arreglo que se había hecho ella serviría para ésta.

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