BCCPAM000R09-1-25000000000000

AAN a a II a NAAA AR POSO E IO ss q. PA RA — 172— —Mañana iremos los dos juntos a comulgar por el alma de... “nuestro padre que está en el cielo”. —¡Si eres más bueno que el pan!—contestó ella.—A las seis te espero allá, ¿oyes? —A las seis estaré allá... Paco tenía que salir muy temprano para Bilbao, de modo que muy de mañana se levantó, preparó su car- terita de viaje y a las 6 ya estaba andando. Durante aquella nocturnada estuvo con María hasta las 11; ce. nó con ella y sus padres y se despidió hasta dentro de ocho días. Gaudencio, con el propósito hecho a su novia, se acos- tó temprano; no quería faltar a la cita y como dormilón que era temía que acostándose tarde se le fuera la hora. Mas antes de acostarse requirió de su hermana: —¿Dijiste a papá? —¿Qué? —El dúo que hicisteis en tu gabinete. —¿Lo de la fecha? —SÍ. —Eso es cosa que corre de mi cuenta, y ya sabes que sé de aritmética bastante más que tú. —De manera que, ¿seguro? —Indudable... Aún no he hablado con papá con se- riedad, pero ya se lo he insinuado. —¿Y? —Quedó parado, pensativo. No dijo que no,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz