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sen. (riuudencio mert 10 El este por parte de todos, singular predilección. Tenía que saber dibujo y pintura, solfeo y piano, latín y bachillerato Digamos para olmo del contraste que quien menos se daba a aprende era Gaudencio. No fué pequeño mal para él la « stimación que se ganaba de su padre, quien cre yéndole estudioso y aplicado, ni sospechaba siquiera las “calvas'”” del mucha- cho. Lo único que tomó con voluntad fué la Acad de Música de D. Valentín Flu; pero acabó también por vanarse la voluntad de este profesor y las lecciones co- rrían menos ventajosas que Gaudencio en la cancha de pelota, fervorosa y permanente afición del muchacho, entonces, después y siempre. Este es Gaudencio a medio cuerpo. Dicen que el joven es el viejo en miniatura. Si ello reza con nN uchos, no reza con Gaudencio en lo que hace a la afición al estudio. Brotes y tres de mocedad - «111 y K Erase allá por el 1885. Gaudencio se durmió protundtamenu hasta las 9 de la mañ Cuando la sirvienta entraba a arreglar su cuarto, todavía permanecía acostado. ¡Uyyy! Las 9 y todavía dormido. ¡Aaaah! ¿Qué hora es! ¿No oyes que las 9 dadas? Como no tengo que hacer, me puedes lrael el cho- colate a la cama. ¿Y el estudio?

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