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— 151- soledad podía ser un excelente medio de conservar más vigorosa y fresca la salud. Pocas horas después de la última regata, sin buscar pretextos para permanecer más tiempo en Santander, cumplían los muchachos viajeros su programa. El viaje no debía durar más de dos días en Santander. Gaudencio tenía más prisa que nadie por volver. El fué el primero en recordar esa condición, y aunque Pér- tica ideó un bonito expediente para alargar un día más la demora, Gaudencio no se aviro, y partieron aquella misma noche con rumbo a sus casas. Era indispensable recorrer el mismo camiro... Al pasar la “barca de Treto” Gaudencio no preguntó al barquero nada, pero no apartó su vista de aquel convento donde el silencio es tan elocuente y la soledad tan po- blada de grandes pensamientos
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