BCCPAM000R09-1-25000000000000

Z A aa a A A E ic ral Una tos áspera alteró el musiqueo casi gutural de los jóvenes Entraron rápidamente y en puntillas a sus te — 126 — Por ti, sí... .; pero con una locura blanca, muy blanca. —Te he oído todo. ¡Me has puesto en cuidado! Ya sa. bes que yo no respondo de lo que diga un loco y tú has estado diciendo Verdades como aquel monte. Bueno, aquí no estamos bien No es prudente esto que hago contigo; pero ¡qué quieres! También esta vez fuí adivina. -Explícate —Hoy estabas un poco sofocado. Te quejabas del ca- lor. La noche vino regia, y he pensado: Gaudencio ba- jará al jardín a gozar de la noche. Necesito oir algo, muy suyo, muy del corazón, algo espontáneo. El hablará con las estrellas; todos los poetas hablan con las estrellas, y dirá algo que me interesa ¿Y me escuchaste? Todo te oí. ¡Gracias! En ti está el amor. Y en ti la música, la flor y la risa del amor. —Pues nos hemos entendido; vámonos ahora a dormir. Te puede dañar el frescor de la luna llena en adelante. —Dime si pienso cuerdamente sobre tu corazón. —Cuando el amor es dichoso no encuentra nada mal. —A mí todas tus palabras me suenan a canción. —;¡Cáliate y a dormir! Bastante hemos soñado. —Bueno, tú mandas; pero yo voy a soñar, porque | bastante he dormido. | | ' ' cuartos. Antes de separarse, Gaudencio le tomó la mano a Angelita para besarla. Era la primera vez que se la besaba.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz