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A AAN rn >= con unos buclecitos de pura ilusión, quedóse mirando a la autora de sus días. Derramó ésta lágrimas de alegría y midió con todo su amor el espacio que separaba la vida de la muerte. Ocurrió al día siguiente un episodio que no puede quedar inédito. Angelito! hermano mayor de cuatro años, al ver a la madre tan entretenida y cariñosa con“el niño, se arrimó ella, envidiosillo y llorón. ¿Qué quieres, vidita? Quiero estar contigo. ¿No ves que estoy con Gaudencio, que está enfermo? Pues, también quiero yo estar enfermo como él. Vamos, Angelito; vete con tía. Dame un beso, rico... No quiero con tía; quiero contigo. Tía no es mamá. Pero, hijo mío, no hay más que una mamá y vosotros sois dos. -—Pues, yo soy antes que Gaudencio; ese no es de casa. —Vamos, vidita; dile a Rosa que te ponga las botitas de charol y la blusita muy limpia, ¿quieres?; que te dé un pastel muy rico y que salga contigo de paseo. ¡Anda, cielo! El envidioso chiquillo, desdeñando lo que la madre le decía, comenzó a tirar de la ropa que cubría la cunita de Gaudencio. Lo vas a matar, Angelito! —gritó la madre. ¡Que se muera, mejor! Así no estarás con él. Iba la madre a poner un correctivo severo sobre estas palabras de Angelito, cuando notó que Gaudencio le abría los bracitos y le sonreía. La intuición de la buena señora adivinó la diferencia de aquellos dos corazones, y se complacía en decir que Gaudencio tendría un corazón de oro y Angel un corazón de carne..

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