BCCPAM000R09-1-25000000000000

¡Es que le ocurre algo! Allí sucede algo anormal. Yo ne- cesito saberlo pronto. Tan pronto como nos notifiquen el castigo arreglo mi maleta y al pueblo Pero la notificación no llegaba Algunos profesores, “entre ellos el suyo, objetaron el acuerdo de la junta. El doctor Ramírez Valle, que era el suyo, dijo: _Los mejores chicos se tienen que quedar sin exá- menes; los mejores en talento, en aplicación y conducta. Eso es imposible. Que se haga una revisión, que se busque al verdadero culpable pero yo no paso porque se cas- tigue sin exámenes a algunos de mis alumnos de cuyo comportamiento me enorgullezco. Al cabo fueron castigados dos solos, precisamente uno de ellos era el que ofendió a Gaudencio en el debate de la comisión. Como los periódicos hablaron del suceso, luego se en- teraron en casa de nuestro héroe y tuvo un telegrama del padre. El telégrafo le decía lacónicamente: “Antes de meterte en líos, ven a casa”. Gaudencio dudó un rato: El telegrama supone un compromiso para mí y eso es lo que ya no existe—se decía. Perder el curso sería lástima. Por otra parte, llevaba en el alma clavado el aguijón de lo que podía pasar a Angelita. ¡Veintidós días sin carta! repetía. La idea era horadante; le quitaba el reposo. ¡Ella que era como una luna que calmaba el mar de su espíritu! La tentación le decía: “Hazte el bobo y vuelve a casa”. El telegrama te escuda. Mas la prudencia y el juicio le aconsejaban no precipitarse. No se sabe a veces las con- B

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz