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0 O — mi flaqueza a la primera edad, hoy me abrasa la frente su recuerdo, me pesa el corazón, me duele el alma. No hubo medio. Gaudencio no volvió a tomar parte en las deliberaciones. Se celebró la fiesta con una “escandalera” número uno. Intervino la policía para despejar el salón de baile de máscaras y varios de los estudiantes durmieron a ha sombra. Aquellos días la efervescencia estudiantil fué enorme. Se consideró desmesurada la actuación de la policía y en protesta se declaró la huelga de estudiantes La muchachada se quiso soliviantar contra la misma au. toridad. El rector cerró las clases porque los díscolos amenazaban a los profesores de cierta probidad. La pe- drea que sufrió la universidad fué monumental. La tropa salió a la calle a despejar las vías públicas de aquella turba alborotada. Hubo varios disparos al aire y varios garrotazos en los costillares. Se reunió la junta de gobier- no de la Universidad y se acordó por cinco votos de ma: yoría un correctivo. No podían ser castigados todos. Era preciso seleccionar entre culpables e inductores y entre los que tomaroa parte en el motín y los que se negaron al movimiento. Por primera providencia se tomó el acuerdo de suspender de exámenes a la comisión; Gaudencio fué de la comisión. En medio de la pera por el aplazamiento del curso sintió un placer indecible por volver pronto a casa. Se acordó de Angelita. Entonces cayó en la cuenta de que ro tuyo contestación a las pregurtas de su carta. ¡Qué extraño!-—se dijo-—Ella tan cumplidita. Se puso a contar los días que pasaron desde la misiva aquella. Eran 22 días. —Veintidós días sin carta de Angelita. ¡Imposible!

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