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O a ¡onearla en la cátedra? ¡Que no hay pureza a los 18 años! Eso sólo pueden decirlo los que hacen una vida irreligiosa; los que no conocen a los ángeles que yo conozco. El amor ro puede ser ] y" . raohkoaté y “ yy anta?” - Jin engendra la religión. “La carne mata”, ha dicho carne, y si es espiritual el mejor amor es el que no sé quién y el amor carnal quema y mata y condena a la preocupación, a la tristeza. La pena en su compañera una vez que se ha gozado Con estos altos pensamientos llegó a casa y encontró sobre la mesa de escribir la carta de Angelita, sin mo radas exteriores ni etiquetas vanas. Una carta con sobre ordinario, escrita con una mano de ángel. Apenas la divisó la abrió, la leyó diez veces, la devoró en el silencio, la comentó a solas dentro del alma. ¿Quién dice que no hay amor puro? ¡Oh, mi Angelita mía, mía porque me quieres de rodillas delante de Dios y porque me amas sin falsía. ¡Mía! ¡mía! Yo me siento feliz pensando en ese amor. Es un amor que causa ale- ería sana; no es “mariposa del alma”, es “hostia en el alma”. bondad, blandura, cariño, fe, ternura. Amor en que se “diamantea” el alma. ¿Qué hacemos con ese otro amor libre en el que sólo hay carne, mentira y co- rrupción? ¡Qué noble es aquel otro amor, qué grande, qué fresco y cálido a la vez! Pasaban los meses estudiantiles y Gaudencio permane cía fiel. Acabó por conquistarse fama de “magnífico” El caso es anecdótico e instructivo. En una de las con- RETOS CA

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