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Der Ma o se > a la viuda de su hermano Luis, que la colocó deco- rosamente, y a su sobrina que la llevó como edu- canda a un colegio de las Maestras Pías, y él se retiró a un pequeño departamento cerca de la basí- lica de San Marcos. xk x* Bonanni, aquel antiguo amigo que se quedó como Presidente de la obra de Santa María in Vin- cis, le escribió en nombre de todos los reunidos, solicitando su adhesión para la Asociación de Mi- sioneros. Gaspar, recordando la predicción de Al- bertini, se apresuró a contestar a su amigo de muy buen querer, uniéndose a ellos con decidida volun- tad. Se puso, pues, a las Órdenes de Bonanmni, sin sospechar que no Bonanni,:sino él mismo en per- sona era el señalado en el. libro de Dios para gober- nar la nueva Asociación. Las orientaciones de su antiguo Director espiritual Albertini podían tijarle en lo que Dios quería respecto a la obra; pero hu- biera tal vez deseado que el joven preconizado para cristalizar en reglas y estatutos aquel pensamiento fuese Bonanni como parecía natural, dada la posi- ción en que se encontraba, y no él. De este modo reanudaba Gaspar aquellos tra- bajos, que tuvo que suspender a causa de su de- portación, dejándose embeber completamente por las ocupaciones de Santa Galla y acudiendo cada noche al Oratorio de Santa María in Vincis, centro de su actividad, para predicar en la capilla o en la
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