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00 no lo hayan hecho, quedan privados de usufructuar el beneficio concedido por Nos en este Decreto. 4.” Nuestros ministros de Justicia y de Policía, de Hacienda y de Cultos, se encargarán de dar eje- cución cada uno en su departamento a cuanto atañe a este Decreto. Yo patin: > ¿Qué decir de este procedimiento? No parece marcadamente inventado para complicar la situa- ción y humillar más terriblemente a la Iglesia, ha- ciendo caer en la red preparada a muchos incautos? No se revela en todo ello un espíritu de tinieblas, y de masonismo? No quisiéramos discutir la Historia con juicios personales, Hemos resuelto hacer una labor objetiva, no aceptando en estos casos el criterio o principio de Quicherat sobre las cuestiones históricas (1... ¿Pero sería improblable ver en toda esta cámpa- ña napoleónica contra la Iglesia un espíritu de secta masónica? No queremos incurrir en exageraciones, repetimos; empero es corriente, bajo el testimonio de Andrés Cassard, que Napoleón recibió la inves- tidura masónica en Malta (2), y que una vez ceñida la diadema imperial se declaró partidario de la Orden, confiriendo el título de Gran Maestre a José, su hermano, y de segundo a su cuñado Murat. (1) Dicho principio establece que hay derecho a afirmar e imponer un modo de pensar sugestivo sin necesidad de documentos que lo com- prueben. (2) «Manual de la Masonería», Barcelona, edición ilustrada, pág. 265. 6

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