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> GE abierta; ni merecían respeto, no obstante su carác- ter sacerdotal, sino mayor desprecio y escarnio; ni podían, finalmente, celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, sino después de muchos días de privación y a fuerza de súplicas. Esta podía ser para Gaspar la penalidad suprema, verse privado de ejercer este alto ministerio, en el que sentía confortada y como remozada toda la energía de su alma. Cuando amainó un poco esta racha tormentosa, se les autorizó para reunirse, a los sacerdotes. En- tonces brilló el celo de nuestro bienaventurado, promoviendo las conferencias de Casos de Moral, a fin de que el destierro no enmoheciese y enroñase las armas del apostolado. Juntamente con los Casos de Moral inauguró los de la Sagrada Escritura y Ascética; mereciendo por todo esto y por su vida ogdenada y ejemplar el dictado de «alma escogida», Empero, la tregua de los malvados suele ser corta. Sus perseguidores notaron que aquella vida de prisión con la libertad que se les daba, era de- masiado blanda para el odio que profesaban a aquel clero valeroso y hostil a la causa napoleónica; y con el objeto de ejercer mayor presión, se acordó cambiarlo de reclusión a lugar más penoso, y el 12 de Enero de 1813 los prisioneros eran conducidos, escoltados porgente armada, a la ciudad de Imola, a donde llegaron tras las fatigas y cansancio de dos días de viaje... Al llegar a la nueva prisión, recibió Gaspar la visita bien inesperada de Mns. Ginnasi, a quien

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