BCCPAM000R09-1-22000000000000
Ma peldaño de la escala clerical, ordenándose de sa- cerdote. Pero aquí fueron los apuros y las cabila- ciones. Temores vehementes de indignidad resol- viéronle a permanecer alejado del sacerdocio. El ejemplo de San Benito y de San Francisco de Asís inducianle a ello. Tan alta y eminente dignidad le ponía miedo, considerándose pobre y sin fuerza para ejercer una autoridad tan real y maravillosa sobre el Cuerpo mismo de Jesucristo. Veníale a la mente el «vos estis gens sancta regale sacerdotium» que San Pe- dro consignó en el capítulo 11 de su Primera Carta canónica, porque así como el espíritu en dignidad y oficio excede a todo cuerpo, así, la potestad espiri- tual del sacerdote es más sublime que la potestad secular, siquiera ella sea real y mayestática... Tal vez temblaba pensando si sería de los ele- gidos para tan levantada dignidad, según aquello de «elegi vos in populum peculiarem in sacerdotale re- gnum»; y ante estas consideraciones tan olvidadas de,la muchedumbre amorfa del orden social, pensó alejarse del coro sacerdotal, sino que los graves consejos del Venerable Strambi y otros amigos suyos, ayudáronle a desvanecérsele la niebla, y al cabo, las oraciones y súplicas de tan buenos acon- sejadores pudieron acabar para que, confiando en Dios y para gloria suya, se ordenase... Tranquilizo- se su perturbada conciencia, que no se atrevía a juzgarse digno de tanto honor, y por fin, el 31 de Julio de 1808 fué ungido sacerdote del Altísimo en 4
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz