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; 3 ¡ 119 i 4 ¡ | | ' 3 3 ¡ i ñ i Í 3 i | ¡ uN eN - o 5 a E PLA IA AA A e A A A A A a o e El acierto conque empuña el timón de la Con» gregación de la Preciosa Sangre es por todos reco- nocido. Merece colocarse entre las nobles figuras de la galería de aquellos primeros magníficos per- sonajes, como D. Cayetano Bonanni, compañero del Beato; Merlini y otros que decorarán con gloria y lustre la génesis de la Institución de la Sangre Preciosa. Bonanni fué creado Obispo y mereció que le llamasen «obispo santo». Con ellos debemos recor- dar al inolvidable Mns. Eugenio Lachat, obispo de Basilea y luego Administrador Apostólico de Tici- no, que por su adhesión a la Silla Apostólica y por sus heroicas luchas contra los viejos católicos se granjeó la admiración y estimación de io IX y de otros muchos Prelados de Suiza y Alemania. Su temprana muerte le privó ciertamente de nuevas y más altas dignidades en la Iglesia. Merlini obró maravillas y fué dotado del don de profecía. Murió el 12 de Enero de 1873, a los 78 años de edad. Pío IX, al enterarse de su muerte, exclamó: «Es muy sensible que el Señor nos quite del mundo estas almas»... Adoratrices de la Preciosa Sangre Parece que las ideas mejores nacidas en el pensamiento de un hombre necesitan para ser fe- cundas el haber caído en el corazón de una mujer... Los grandes ideales religiosos cuando se acercan al corazón de una mujer providencial, brillan en él

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