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— 332 — **x* Pero no podemos dejar de consignar brevemen- te siquiera otra devoción que acariciaba muy tier- namente el Beato Gaspar; era la devoción a la Pa- sión de Cristo... Cuando dijimos algo sobre su santa predilec- ción por la Preciosa Sangre, dejábamos muy a la luz este aspecto de su psicología espiritual. Vivía identificado en el dolor con el Mártir adorable del Gólgota Cristo Nuestro Señor... Cuantas miserias hacinó el pecado purificanse en el baño bermejo de las llagas divinas... Las "llagas de nuestras car- nes ulcerosas, la torpe y vil degeneración de nues- tras culpas tienen su sanidad y curación en aquella farmacopea que se nos dejó de par en par abierta en las rasgadas hendiduras de los clavos y de la lanza. Por eso un apóstol que trabaja con loco fre- nesí, que el amor de Dios inspira en la salvación de las almas, consagra una veneración profunda y un cariño singulatrísimo a los misterios de la huma- nidad paciente de Jesucristo. Para que todas las almas se aprovechasen de los tesoros encerrados en el Cuerpo llagado de Cristo, hacía en todas las Misiones un sermón sobre el precio y mérito de la Sangre redentora. Después de esto recomendaba eficazmente la Santa Misa, llamada con acierto el «Sol de las de- vociones» porque no existe otra mejor para condu- cir a los pecadores al.camino del bien, ni para en-

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