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pi IIA Aals e Las AA ARA TAS TES CGR PARAS PO Pr ERAMDS IRA DO UR — 316— perversz2> (1), y la fué... y aquellas tribulaciones que padeció, las padeció por cumplir valientemente con este deber: «Omnia sustineo propter electos ut et ipsi salutem consequantur» (2). Todo lo que tuvo que tolerar haciéndose insensible casi a las lluvias, nieves, hielos o abrasadores rayos... todo lo sufrió con fortaleza santa por los elegidos... Le hemos visto menospreciar la vida en medio de los peligros más graves; le hemos visto contrariado por el mé- todo mismo que llevaba en las misiones; por la dis- ciplina que hacía durante los ejercicios. Mas no decayó su ánimo. Es preciso ponerse en.su tiempo y en sus condiciones para ver el alcance de lo que hacía. Le hemos visto contrariado en la fundación de su Instituto y se le tuvo hasta por un exaltado... Pero nunca le hemos visto retroceder. Pudo quedar sólo, abandonado del mismo Bonanni y de los pri- meros compañeros, pero no pudo decirse de él que abandonase un solo instante su pensamiento... Dí- cese que una persona amiga, en vista de los gastos que reclamaba su fundación y de parecer una obra superior a sus fuerzas le aconsejó dejara para siem- pre el ideal que perseguía; pero no se dijo jamás que a él le arredrase la pequeñez de su persona y la grandeza de la empresa que traía entre manos. Pudo creer alguna vez que acaso convendría ocul- tar su persona de la dirección general; nunca, em- pero, titubeó en llevar adelante su propósito. (1) Fhil. cap. 2, v. 15. (2) 2 Ad. Cor. c. 2. v. 10.