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AAA > EAS algas AGE Aci — 312— Tenía particular cuidado en un detalle que en la hora histórica que hemos alcanzado entraña importancia capital... A saber: en no defraudar... satisfacía religiosamente sus salarios aun por los trabajos más insignificantes... Estaba muy lejos de su doctrina y más de su corazón la explotación sórdida del pobre trabajador... Quería que se reco- nocieran lealmente los derechos del obrero, cegan- do así la puerta a las reivindicaciones violentas del obrerismo que ván subiendo de manera alar- mante en la marea de las exigencias modernas. Temiendo no poder satisfacer las deudas, tenía por máxima no contraerlas. «Mejor es, decía, no tener una casa que abrirla con deuda». Si alguna vez fué obligado a tomar dinero prestado, vivía in- quieto y desvelado pensando cómo podría enjugar aquel préstamo que era una como deuda que le mordía en el alma. Cuando en un caso de necesidad de proveer de tres camas una nueva casa, tomó un poco de dine- ro prestado, le pareció como un pecado, y saldó la deuda antes del tiempo estipulado. Si en-alguna Casa de Misioneros notaba algo que fuese de otros, luego procuraba se devolviese al dueño. Así, con este espíritu de justicia pudo predicar abiertamente contra la usura y el fraude, y aun con- tra ciertas depredaciones injustas en las iglesias y contra todo lo que olía a quebrantamiento de este deber moral...