BCCPAM000R09-1-22000000000000

E tan difícil a veces, como el conciliar la luz con las tinieblas... La prudencia divina es enemiga de la carne y precisamente, la reacción que causa contra ella en los bajos fondos del hombre, obedece a su belleza y claridad que hiere la pupila enferma de los hijos del error. No todos los predicadores saben evitar el esco- llo de las imprudencias en ocasiones difíciles... La predicación al clero en conferencias secretas, suele ser resbaladiza porque no se atiende mucho a la delicadeza de los ánimos y se propende a dar de- masiada viveza a los cuadros que proyecta la rea- lidad... Gaspar supo decir las cosas de manera que sin omitir el relieve necesario de la exposición, ja- más causó un conato de protesta... Esculpía la ver- dad en la memoria con frase apropiada, sin descen- der a detalles que particularizasen con escándalo o sorpresa los hechos vividos y reprobables. Los penitentes, con ser tantos los que él escu- chaba, nunca pudieron sorprender una impruden- cia. En la manera de aconsejar ponía tal tino y sa- biduría, que con reprender eficazmente los vicios más feos, no se daban cuenta los que le atendían de la reprensión, sino del consejo... Tuvo necesidad de reglamentar su Instituto, ¿pero cómo lo hizo? ¿Dejaríase llevar de su espí- ritu estableciendo cosas que, por muy perfectas, imposibilitasen su práctica en los demás? Nada de eso. Cualquiera puede examinar su Regla y verá que en ella no hay ningún punto excesivo no con-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz