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ro o A SA is _—— Pen AP —_——_ + ai a DÓ guas como tan propensas a salirse de las reglas de la justicia y de la caridad. El saber dominar la len- gua es una prerfogativa de la virtud perfecta, por- que aquel es varón perfecto, dice Santiago, que conoce y practica el modo de refrenar su lengua... Prudentísimo en el ejercicio ministerial, jamás pudo achacársele de haber pronunciado alguna pa- labra descompuesta ni dado un consejo ligero y sin el aplomo y peso de razones que era del caso. En una de las ocasiones en que mejor se reveló su prudencia de Santo fué durante la Misión de Pievetorina. Una persona devota se sintió mo- vida a enviar a los misioneros algunos litros de vino, con pastas y dulces. Pensó Gaspar que el pueblo generalmente se atiene a lo que parece y no a lo que realmente es... Se hizo cargo de que algunos podrían decir que aquellos misioneros que tales obsequios aceptaban eran buenos para predi- car a los demás penitencia, mas no para practicarla. Tal vez llegó a sus oídos que esto se rumoreaba en corrillos y tertulias... Armose de su sentido práctico y mandó vender públicamente todo aquel obsequio en la misma tarde de recibido... Es de suponer que para remate de su acción haría repartir el producto en limosnas a pobres u hospitales, y con esto, dice su historia, dejó a todos muy edificados. El sentido práctico de las cosas que procura la prudencia le enseñaba a mirar en sus sermones las circunstancias de los lugares y personas, y aunque no pudo evitar la enemiga de muchos, pero eso es

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