BCCPAM000R09-1-22000000000000
— 301 — cuando el deber de buscar la gloria divina le brin- daba con el trabajo, siquiera fuese penoso y duro, lanzábase a él poniendo su alma toda entera en la ayuda del cielo... Tenía la máxima siguiente: «Ministerio extra- ordinario, extraordinarios auxilios; vamos con áni- mo, despojémonos de la pereza y de la inercia, Dios nos ayuda, descansaremos en el tielo». Con tales palabras alentaba a los suyos a trabajos pesa- dos y costosos, siendo él antes que nadie el que se ocupaba en todo lo arduo... ¿Quién no recuerda aquellos apuros y privacio- nes que tuvo que sobrellevar su Congregación en los comienzos de su existencia? «No temo nada, repetía, la obra es de Dios, Él pensará lo que con- viene y la protegerá»... S En cierta ocasión escribía a sus compañeros: «Nunca faltarán cruces, siendo esta la herencia del divino Maestro; mas soportad todo con alegría». Hablando otro día de su Congregación, dijo: «Sen- tiría que ésta hubiera nacido en la opulencia porque a los que buscan al Señor nunca faltará nada»... Escribiole una vez un superior, que cierta señora quería legar sus bienes a los Misioneros con la obligación de dos aniversarios... Contestó el biena- venturado «que mejor haría aquella señora en dejar su fortuna a los que tenían derecho»... «Yo veo la mano de Dios, dijo en otra ocasión; me parece como que se multiplica el dinero en las mías». No andaremos lejos del camino de la verdad si afirma-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz