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— 263 — aspecto evangélico para su Obra; pero consideraba que con ser tan perfecta y tan pura, resultaría de- masiado perfecta y que la Congregación no podría perpetuarse ni tal vez florecer sobre ese pie. Por lo demás desde el principio poseían los mi- sioneros hombres de cabal representación científica, ilustres en doctrina, que fueron algunos oráculos de los mismos obispos y consejeros acabados de mu- chas almas santas. De alguno de ellos por la integri- dad de sus costumbres y virtudes heróicas podría introducirse la causa de beatificación, como en verdad se está haciendo con el Venerable Juan Merlini... Ya hemos consignado que Gregorio XVI fué el Papa que más duramente trató a la Congregación. Los enemigos de Gaspar lograron insinuarse en el ánimo del Pontífice, y es cosa sabida qué estragos causa una voluntad enemiga cuando se apodera de los recursos de la autoridad... Para los que han ex- perimentado este mal, por el secuestro de la volun- tad del superior por los alagos y malas artes del mañoso, es este uno de los calvarios más sembra- dos de espinas... El superior tarda mucho en darse cuenta del papel que se le ha hecho jugar casi in- voluntariamente. Es necesario ojo avizor y alma pura de pasiones para evitar este terrible escollo en que pueden dar los hombres más eminentes y avisados. El ¡remedio está en colmar de paciencia el pecho con generosos ofrecimientos a Dios de las contrariedades que llegan, hartas veces, por las

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