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CAPÍTULO 11 Primera Comunió nm Preparación remota. —El «Querubín» penitente. El pequeño apóstol. E A única edad, tal vez, en que el hombre pue- de probar el néctar delicioso de las criaturas o” angélicas, es la de la inocencia. La fé es más 2 pura; la irradiación de sus luces más serena; el cuerpo está aun libre de las ataduras de la tierra pecadora y le es más fácil elevarse a la contempla- ción y goce de Dios, como ocurría al estático San Francisco Javier. Algo de ésto disfrutó el biena venturado Gaspar en la memorable ceremonia de la Primera Coinu- nión. Llegó a dicha hora con una preparación escru- pulosa, durante la cual fué desprendiéndose de aquellos afectos, que si a los ojos del mundo son naderías, a los de los Santos parecen cosas de monta. Su primera diligencia consistió en concebir una mansedumbre de cordero para recibir en su alma al Cordero celestial. sentíase, a veces, arrebatado a

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