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— 249 — de la Congregación. Le acompañaba el Rescripto mismo... Al evocar el recuerdo de Pío VII y ver su firma autorizando el documento, volvió de su pri- mer acuerdo, besó con lágrimas la firma de su antecesor que tanto veneraba y acabó por proteger a Gaspar y a su Obra... ¡Alabado sea Dios! Pero cuando el Papa parecía tan cambiado en favor de nuestro Beato y este podia prometerse grande favor de su benevolencia, descendía al se- pulcro, después de un breve pontificado. Los acon- tecimientos de Francia influyeron poderosamente en su constitución débil, por no dejar de comprender cuán oscuro se presentaba para la Iglesia el hori- zonte en aquel país, donde se derribaron las cruces y el mismo Arzobispo de Paris -Queleu tuvo que ocultarse para no verse hecho objeto de insultos del populacho... (1) El Beato recibió la noticia de la muerte del Papa mientras paseaba con un compañero en el jardín... Púsose encarnado como la grana al golpe de tal suceso, y requerido sobre lo que le acontecía con aquel repentino cambio de fisonomía, dijo primero que no sentía novedad, pero luego contestó resuel- tamente: <El sucesor de Pío VIII tendrá largo pon- tificado y reinará bien; después de él, bajo otro Pontífice, sufrirá la Iglesia grandes tribulaciones con derramamiento de sangre». Ahí está la historia confirmando esta predicción. (1) Rivas. Curso de Hist. Eccl. Tom. MI, pág. 417. eN A O A NS 015 1 , 1 0hb q 3 4504 1
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