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+ Obispados... No, de ninguna manera; se lo digo de verdad en el Señor. Yo quiero procurar el bien, pero en la abyección y quiero dedicarme a formar a mis queridos jóvenes en Giano para que sean misioneros, según el espíritu de Dios.» De nuevo suplicaba igualmente al Papa le de- jara acabar sus días en la Congregación. En otras cartas a su protector exponía el mismo pensamiento de retirarse a Giano con sus jóvenes y salir de vez en cuando a misionar, cuando las ocupaciones le permitiesen. Con estas zozobras entró en el año 1826 y con fecha 6 de Enero dirigía una carta a Monseñor el Tesorero, diciéndole: «Yo estoy cebándome con el pan del dolor; sea bendito Dios siempre amable, amabilísimo, Confieso que he ofrecido al Señor los padecimientos de mi ánimo en el año que acaba, pero puedo asegurarle que me han mermado mucho vigor y vida, de:ándome en un estado de debilidad extrema.» A los pocos días pudo decirle: «He aquí una consolación; pero una consolación digna de un corazón apostólico. El cardenal Della Somaglia, Prefecto de Propaganda Fide, el mismo que actuan- do de Secretario de la Congregación, le había es- crito una carta de reproche, le pedía ahora un mi- sionero para evangelizar el archipiélago. Esta noti- cia le arrancó dulces lágrimas, y contestó ensegui- da poniendo a la disposición de S. Eminencia uno de sus mejores misioneros, el canónigo Carlos Cra- * a IGN y a A A A

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