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A AA A | | ] 4 l PS TATI — 234 — obligatorio el estudio al detalle de toda información que le sirve de elemento de juicio. Por esto nada de extraño tiene que en el caso de Gaspar, influen- cias externas y prevenciones parciales formulasen ante el Pontífice un informe erróneo, ajeno entera- mente a la realidad. Fuese, pues; auténtica la prosa que hemos acotado o fuese un reflejo de pasión de los enemigos, era necesario poner en claro la ver- dad, no tanto por lo que importaba a la persona cuanto por lo que se refiere a la obra... No siempre es una virtud el silencio y hartas veces se traduce por una especie de confesión que condena. Por eso quiso Gaspar disculparse, y escribió con fecha de Julio en una carta a Cristaldi: «Lo que digo quede entre nosotros. Haga la caridad de decir al Padre Santo que algún día co- nocerá mejor lo que se le oculta ahora; no hablo de mí, sino de la Congregación... y llorará por ha- ber seguido en las audiencias un método que no era según Dios. No sé si podré sobrevivir a tantos golpes. No pierdo la conformidad a la divina volun- tad que este es mi"estudio más asiduo. Mas no soy de hierro ni de bronce. Recibir continuamente re- proches y calumnias sin proceso alguno informati- vo para conocer mi conducta y la ajena, constituye un cáliz bien amargo. Todo es poco, sin embargo, por mis desmerecimientos. Perdóneme este desaho- go en la intimidad de la confianza, mis compañeros nada saben... Deben aducir los enemigos alguna Misión donde hayamos comido carne el viernes o

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