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— 231 — cido. 4. Que la Iglesia en la Misa y Oficio de la Divina Sangre haya reconocido por conveniente este título, es asimismo cosa cierta. No se trata del título de misionero, sino del aditamento de la Pre- ciosa Sangre, cosa que viene consagrada por la tradición y por la historia, como queda demostrado - Lamento que el Pontífice borre este título por las prevenciones de una persona que está muy cerca de él y que V. conoce. Yo excuso, como es natu- ral, la intención conque se obra; amo las disposi- ciones de la divina Providencia y aparejado estoy para todo lo que de mí se desea; pero el mismo decoro de la historia eclesiástica, de la S. S., de los Rescriptos obtenidos de las Piadosas Uniones eri- gidas y agregadas por muchos Obispos a la Princi- pal de Roma, me hacen escribir con lágrimas sobre esto. Si el Papa, antes de proceder adelante me permitiese hacer una defensa histórica-apologética del Instituto lo haría inmediatamente, confiando en la divina asistencia, pero siendo' yo hijo de obe- diencia nada haré sin previo permiso de Su Santi- dad: Piense V., además, en el modo de conciliar el hohor de Roma con el del Instituto y los misione- ros. Lo demás me lo reservo para decírselo a Jesús Crucificado en el sagrado retiro a sus llagas donde quede todo depositado», etc. Esta exposición tan razonada y tan cristiana debió producir su efecto; mas ignoramos la sensa- ción que causara en el ánimo de León XII. No de- bió ser tan ingrata cuando en la Bula del 4 de Julio AE A - A 1 e 1! ll 4 y ho E Ñ Ñ ' h p E pe == did PP 2 o > a HA NT A
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