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— 223— habitantes, pero de aspecto muerto, y triste y lúgu- bre por los recuerdos que evoca su nombre cuando se lee el episodio del Infierno, canto V de la Divina Comedia. ¿Quién no conoce el cuadro de Ingres, Francesca de Rimini et Paolo? ¿Quién no sabe la historia de los Malatesta, que aguardan en la bella iglesia de San Francisco, obra de León Bautista Alberti? La fundación de Rimini fyé la predilecta de Gaspar, tal vez por ser una condensación de sus postreras radiaciones, tal vez por la importancia de la ciudad, acaso por las condiciones en que se hizo la fundación. Es el caso que aun todavía hoy mismo es considerada por sus hijos como una de sus Casas principales. La preocupación del Beato en sus últimos tiem- pos era la formación de sujetos aptos y buenos para el ministerio. A este fin estableció además de la Casa de probación para sacerdotes, un Colegio donde recibiesen conveniente instrucción y apro- piada preparación los jóvenes candidatos, aspiran- tes a misioneros. La Casa de probación se instauró en Albano, que luego hubo de trasladarse a San Félix de Giano. Entre tanto acentuábase más enconada la guerra contra él, Personajes de alta posición eclesiástica le contradecian, hasta llegar a la burla soez en algunas ocasiones. Tan recia y calificada tormenta le hizo sospechar al bienaventurado, que, tal vez, no fuese él quien debiera estar al frente de la Congregación, y en este sentido, lleno de espiritu de humildad,

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