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— 215— alto misterio que encierra el precio de la reden- cion? ¿Por qué no hemos de tener más fe en la eficacia de la Preciosa Sangre? ¿Qué otro medio más útil para aprovechar a las almas y abrir al con- tacto de licor tan divino los ojos oscurecidos de la incredulidad como se abrió el ojo de Longinos al saltar sobre su rostro las gotas que arrancó del costado de Cristo su lanza implacable y deicida? (1) Como nos hemos propuesto al escribir esta his- toria atender más que a todo a la verdad y exacti- tud de los hechos, no queremos cerrar esta pequeña digresión, si así puede llamarse, sin constatar que aunque Albertini y Gaspar del Búfalo trataron de establecer una Cofradía de la Preciosa Sangre, no por eso se ha de entender de modo que fuese la primera creada en la Iglesia... Harto mérito es para estos dos grandes hombres el haber unido sus fuer- Zas para restaurar esa gran devoción y acomodarla a las necesidades de la época. Nunca, por otra par- te, ha pretendido la Congregacion de Misioneros el monopolio en este asunto ni la primacía en lo que hace al origen de dicha devoción... La Santa Sede la ha honrado con la dirección de la Archicofradía, porque lo merecía, llevando como lleva como tí- tulo de honor y de apostolado la Preciosa Sangre. Por lo demás tenemos los españoles unas cre- (1) Longinus latus Salvatoris apperuit et gutta sanguinis Christi cum esset altero oculo privatus illuminatus est extra et intus lumine fidei. (San Isid. Apud. Salmer, tom. 10, traci. 47, com. 179.) Dice el mismo Santo, que Longinos fué bautizado por los apóstoles, hizo penitencia en un desierto y Juego fué obispo y mártir.

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