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il me 10 484 TAE N 00) ! | ¡ A Ñ Pío IX mantuvo su proyecto, y con fecha 10 de Agosto siguiente ordenaba por medio de la Sagra- da Congregación de Ritos la celebración de la fiesta en toda la Iglesia con rito de 2.* clase. Para explicar esta intervención del Ejército francés en la liberación de Roma, basta saber que a Pío IX, aclamado jubilosamente a su advenimien- to al Trono, le faltaban bayonetas para hacerse obedecer de Jos rebeldes. Sabido es que el lengua- je de las bayonetas es el único que tiene virtud para calmar los pujos de los clubistas, y de ahí que, en la revuelta de Mazzini, cuyo poderoso auxiliar era en Roma el famoso Cicernacchio (1), no basta- ra ni la santidad de la persona del Papa ni larsabi- duría de sus acuerdos recibidos con aclamaciones de «¡Viva Pio IX!» Bien pronto esta aclamación se trocó por el grito de «¡Viva Italia! ¡Mueran los re- trógrados!», y al himno de Pío 1X sucedió el Scuoti o Roma la polvere indegna, especie de Marsellesa o himno de Riego, que se cantó bajo las ventanas de las habitaciones del Papa, en el aniversario de su elección (2). A poco el Papa se vé abandonado... penetran balas en el Quirinal y una mata a Mns. Palma, y Pío 1X huyó a Gaeta. La asamblea constituyente abolió el 7 de Febre- ro de 1849 la soberanía temporal del Papa, convir- “(0 Angel Bruneti, de simple carretero vino a ser proveedor de forraje de las casas de casi todos los Cardenales y de la grandeza... ignorante, grosero, pero audaz y revolucionario. (2) Rivas Curs. de Hist. Ecl. Tomo lll, pág. 460.

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