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- MD tonces podría exclamar: «Ahora, Señor, dejad a vuestro siervo». Este deseo. de Gaspar tuvo efecti- vidad más tarde y con las circunstancias que vamos a referir. En fuerza de acontecimientos políticos, Pío IX tuvo que abandonar la capital del orbe católico y refugiarse en Gaeta. Don Juan Merlini, tercer general de la Congre- gación le siguió a aquella ciudad, porque los hijos habían heredado aquel firme entusiasmo y adhesión a la persona del Papa que tuvo el fundador y Padre. Como Merlini fuese por sus méritos muy íntimo del bondadoso Pontífice, al recibirle un día le preguntó el Papa si acabaría presto aquella borrasca, Merlini le contestó que entonces vería coronados sus votos cuando extendiese a toda la Iglesia la segunda fies- ta de la Preciosa Sangre, fijándolo en el primer do- mingo de Julio con el mismo rito conque lo celebra- ba la Congregación. Atendió el Papa la propuesta del virtuoso Merlini, y con fecha 20 de Junio de 1849 hacía escribir a su Camarero secreto un boleto que, dirigido a Merlini, decía: «Su proyecto obtuvo favo- rable acogimiento sin condiciones, es decir, sin vo- tos, sino por propia determinación Pontificia. Se de- sea saber si en la primera Dominica de Julio hay al- gún Oficio particular o si se repite el de Cuaresma». El resultado fué en la misma tarde de 1 de Julio, víspera de la fiesta de la Preciosa Sangre; parte del Ejército francés entraba en Roma, y al día siguien- te quedaba libre de rebeldes.
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