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cuentas; aunque poco sábe de cuentas quien no cuenta sobre todo con Dios... era de fácil solución. Podrian aprovecharse conventos antiguos que en aquel distrito no faltaban, y para la manutención de cada Casa bastarían 1.000 escudos anuales, que hacían un total de 6.00) escudos, suma que apenas representa la vigésima parte de lo que anualmente se destina a la extinción de aquella plaga moral y social. «De esta manera, le. decía Cristaldi al Pontí- fice, puede obternerse un resultado seguro». Más adelante podrían estudiarse otros remedios. No dejó de agradar al Padre Santo el programa expuesto por Cristaldi, y el día 8 de Octubre de 1821 lo aprobaba, dando un rescripto a Monseñor Tesorero para su ejecución. Gaspar, que tenía en su mente y en su corazón el progreso de su Congregación y la realización de sus fines, acogió con entusiasmo la idea de Cristaldi. Sin demora se hicieron cuatro de las seis fundacio- nes, que luego actuaron con grandísima utilidad. Gaspar, personalmente siempre, generoso y más aguerrido que sus compañeros, iba al encuentro de los bandoleros para-hablar directamente con ellos y prometerles el perdón del soberano si se presenta- ban dispuestos a la mejora de vida. En sus correrías por parajes invadidos por la- drones, jamás quería acompañamiento de gente ar- mada, porque entre gente tan desalmada se había hecho respetar y amar. Esto que parece tan singu- lar, se declara bien en una carta dirigida al venera-

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