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A ORO Exa A mE eme ba 3 E + Al Al 10 ae IM PR ; E AI A A, A A EA IA AS TA IAS JB RG Y RA ot AA CONDES ma presente aquel texto de los Proverbios: «Vir pru- dens dirigit gressus suos» (1), y como para una di- rección acertada hace falta sabiduría y consejo, atendía a la que halló en el canónigo Albertini (2), guardando sus enseñanzas muy en el alma porque la «gloria de los hijos son sus padres»: «gloria filio- rum parentes eorum>». De ahí que su muerte fuese para nuestro Beato un golpe de los más duros que recibió en su vida. Ya Pío VII había querido nombrar a Albertini Obispo de Terracina y eso parecía como imposibi- litarle para seguir gobernando el alma de Gaspar. El Padre Santo, como solía en otras ocasiones, confirió sobre esto con Gaspar... pero Gaspar, aten- to al bien de la Iglesia, dió al Pontífice los mejores informes del candidato... Sin Albertini no parecía resuelto a aceptar el Obispado, y Gaspar se encar- gó de vencer su resistencia... Veamos la carta que con este motivo escribió a Cristaldi: «Esta mañana, no obstante mis ocupaciones, fuí a ver al Canónigo Albertini. para convencerle a conformarse con la voluntad de Dios... Esté V. tranquilo. S. S. tendrá especiales consolaciones por este nombramiento. Yo me alegro al ver premiada la virtud de tan santo varón. Le conozco íntimamente y sé lo que vale... Posee ciencia rara, peculiar santidad y en el obrar harta madurez de consejo.» (1) Prov. 14, y. 21. (2) Posside sapientiam quia auro melior est et adquire prudentiam quia pretiosior est argento. H. Cap. XV. v, 16.
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