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— 181— También trató con el mismo Cardenal sobre la ne- cesidad de erigir una capilla dentro de la cárcel donde pudieran celebrarse algunos Oficios. Con otras tres Misiones cerró el ciclo apostólico en el año 1820... y le vemos a principios del si- guiente evangelizando los alrededores de Roma... Por Abril el Obispo de Ascoli lo solicitó para una Misión en esta ciudad, a donde se encaminó por el camino de Montefalco, deteniéndose aquí para cele- brar en el altar de Santa Clara... Durante la cele- bración oyó una voz que le dijo: «Prepárate a sufrir», En efecto, llegado a Ofida recibió una carta del Sr. Obispo prohibiéndole continuar adelante sin nuevo aviso, El buen Prelado había dado oídos a los calumniadores del santo predicador, quienes para poner en ridículo su Misión propalaron que para conmover al público se valía de exterioridades pueriles, ajenas a la severidad del púlpito y ridicu- las por completo para la gente consciente. Uno de los aparatosos medios de que echaba mano, decían, es la aparición de serpientes y demonios, cosa que a cien leguas se ve ser altamente ridícula y despres- tigiante para un verdadero apóstol. A fin de quitar todo pretexto a todos estos embusteros calumnia- dores, determinó el Obispo prohibir al Santo toda exteriorización y empleo de semejantes medios in- cluso las procesiones mismas. El bienaventurado misionero contestó a las in- dicaciones de la Autoridad con la mayor reveren- cia, pero.al propio tiempo lleno de energía, dicien- ido a HA TO a NE a ad
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