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— 167 — hartas veces, sólo por curiosidad, arrastrado por la fama que corría, pero sin esperanza ni deseo alguno de convertirse... Mas ¡oh juicio de Dios! ¡Cómo El tiene señalada la hora y el minuto del golpe que ha de recibir el corazón cuando quiere llamar al orden a una alma! San Pablo en Damasco... Tais en el sepulcro de Cristo... San Agustín etc., son pruebas de que «cor regis in manu Dei est.» El joven en cuestión, oyó al Beato Gaspar, y donde sólo pretendía encontrar una música de efecto acústico, o una emoción pasajera de impre- sión artística, o aún menos que eso, una satisfac- ción de mera curiosidad, allí mismo halló su mejor tesoro... Trocado de pronto en otro hombre, no sólo dejó su vida de sibarita y desarreglo; no sólo dejó sus comodidades y recreos; dejó todo lo que podía dejar y entró en la Orden Franciscana. Vamos observando que casi todos los grandes convertidos por la palabra del Beato Gaspar, toman el camino del claustro franciscano. No escudriñe- mos el fenómeno en honduras del corazón... Ello se explicará tal vez por la popularidad que goza en Italia, en la Patria del Dante, el porevello cantado por este vate en estrofas de cincel y en trozos de cálida poesía... San Francisco de Asís vive en el ambiente religioso y artístico de Italia, como el alma dentro del cuerpo, animándolo y realizando todas las funciones vitales. Pero no solamente tallaba la virtud el Beato Gaspar en hombres endurecidos. Aun Jas mujeres

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