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10 e dable, como hemos visto lo hacía el apostólico y modelo de misioneros Beato Gaspar del Búfalo. kx No todo lo que recoge el apóstol de Jesucristo suele ser fruto de bendición... Ocurre hartas veces que donde más abundosa fué la mies recogida para el Divino Dueño, se entremezclaron duras espinas de difamación para el obrero evangélico. Gajes son de nuestro ministerio y en trances semejantes es preciso mantenerse muy cerca de la Cruz, para no perder la serenidad ni la valentía. «Si me perse- cuti sunt et vos persequentur», dijo el Divino Maes- tro; y de esa ley es difícil, por no decir imposible, librarnos... La teofobia de muchos incrédulos y la anarquía moral de otros que cubren su impiedad con capa de cristianos prudentes, encuentra sin dificultad reparos de oposición y medios de ven- ganza contra los apóstoles de la verdad. Esta su conducta no es nueva; se renueva constantemente porque esperpétua e irreductible la enemiga de los hijos de las tinieblas contra los hijos de la luz... Muchas razones podrán ellos aducir para tratar de justificar su conducta, pero la esencia de la enemiga está en que: «contrarius est operibus nostris». Sí, el misionero es contrario a sus Obras... No le faltaron al Beato Gaspar estos gajes del ministerio apostólico que honran el apostolado y marcan con el sello de la Cruz a los enviados de