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— 14— nes con vocación, Conventos para personas per- fectas o aspirantes a la perfección, Cofradías para todo linaje de cristianos, a fin de ligar sus espiritus a algunas prácticas que les facilitasen la perseve- rancia en sus resoluciones. Para conseguir estos intentos predicaba aun fuera de los actos de la Misión en reuniones de caballeros, de señoras, en cárceles y en hospitales. De modo que a veces predicaba diez y seis sermones o discursos sobre temas diferentes en un mismo día. Ni dejaba de ejercitarse en obras de caridad y de consuelo, visi- tando enfermos en sus propias casas sin atender qué clase de enfermedad padecían ni la condición de persona, atento sólo a procurar el bien de sus her- manos y de las almas redimidas por la Sangre de Jesucristo. Si era razón administrar el Santo Viático, aconsejaba a cuantos pudiese que acompañasen al Señor y, aun entonces, aprovechaba la ocasión para desahogar su pecho con nuevos fervorines para en- cender a todos en el amor de Cristo. No dejaba tampoco de visitar los pueblos vecinos al centro de la Misión para convidarlos a acudir a los ejercicios que se celebraban, sin perdonar fatiga ni admitir descanso, impelido siempre del celo de las almas. Pero todavía tenía su método otra faceta encan- tadora... porque cuando ya tocaba a su fin el pe- ríodo misional realizaba la fiesta de los niños que preparaba para la primera Comunión... Á esta so- lemnidad infantil procuraba dar tonos de una ale- gre fiesta para impresionar jóvenes espíritus, cuya

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