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— 126— así, quiso que sus compañeros no usaran otra pre- dicación que la que el Apóstol delineaba al reco- mendar que se anunciara a Jesucristo Crucificado. Aun más: la Congregación de la Preciosa Sangre carecería de razón de ser si se alejaba de esta pauta marcada por su insigne fundador y por Pío VII, al designar al Beato del Búfalo para apostolizar y mo- ralizar los pueblos, por medio de Santas Misiones. «Sermo meus et predicatio mea non in persuasibi- libus humanz sapientiz verbis sed in ostensione spiritus et virtutis» (1). Como a las monedas da su valor principal el metal y no la hechura, así al apostolado dará su mérito los asuntos que se tra- ten... La verdad clara y divina es la espada pene- trante que atraviesa hasta la división de las almas y las hace postrar a los pies de Jesucristo. (1) I Cor. 2.

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