BCCPAM000R09-1-22000000000000

— 124— tenían un poder de sugestión casi irresistible, cosa que apenas suele ser creíble hasta que uno se co- loca delante de algunos de esos fenómenos sor- prendentes. Tampoco faltaba a su oratoria el milagroso con- curso del cielo que vale por todo y que suple toda la habilidad humana. A veces, durante la predica- ción se sentía falto de voz. Entonces se volvía a la Santísima Virgen, y esta dulce Madre se la devol- vía, con admiración y pasmo de la muchedumbre. Se cuenta de él, que tuvo el privilegio que se atribuye a varios Santos, de oírsele a largas distan- cias; y, a este respecto, se dice, que un pastor que pastoreaba a tres millas de distancia de Cerreto, diócesis de Fabiano, oyó clara y distintamente su sermón con tal provecho de su alma, que, conmo- vido, tomó el hábito del Seráfico P. San Francisco con el nombre de Fr. Antonio de Cerreto. También es tradición, que una mujercita sorda le oyó a tres leguas, cosa verdaderamente notable, pero nada de extraño en un apóstol que además de todo lo dicho, poseía el don de hacerse entender en su lengua por los que la ignoraban por completo. Predicando, en efecto, en Comachio acudieron a escucharle dos soldados alemanes que desconocían el italiano y, en oyéndole, de tal modo le entendie- ron, que uno de ellos reconoció sus errores protes- tantes y entró en el seno de la Iglesia Católica. Con este cúmulo de privilegios, no era de es- pantar aquella multitud de conversiones resonantes

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz