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— 117— contestaba el paciente Siervo de Dios: «El bien no es verdadero sino viene contrariado por el mal». Mientras los enemigos con denuncias a la S. Sede y en cartas particulares a su persona se ocupaban en desprestigiar la Congregación, él sólo se preo- cupaba de las almas. El mismo Pio VIl acababa de destinarle a una notable misión de Benevento don- de la impiedad como en otras partes de los Estados Pontificios se había aposentado adueñándose de los corazones. kk La Misión duró 23 días, Tomaron parte nueve de los más prestigiosos eclesiásticos romanos en «las faenas ministeriales, tocando la mayor y más recia interevención a nuestro Gaspar. Predicaba los sermones de las verdades eternas, los fervorines de invitación a los vecinos pueblos, las instruccio- nes particulares, y sostenía, allende eso, las discu- siones con los enemigos de la fe. Su manera de predicar y su competencia en este punto échase de ver por un testimonio que aparece en el «Proceso» de su beatificación, y es del tenor siguiente: «Terminado el sermón del Juicio, dice un compañero suyo, vinieron a mí quince jóvenes ad- jurando con pública retractacion el ateísmo en que habían sido educados. Se convirtieron muchos afi- liados a las sectas masónicas, primeros frutos de otras muchas conversiones que Gaspar alcanzó du- rante su vida, en el seno mismo de las sociedades

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