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— 115— eso cuando Pio VII la elevó a Arehicofradía por Breve del 26 de Septiembre de 1815, todas las Ca- sas y todos los misioneros lo aceptaron, entendien- do proyectar sobre la Cofradía toda esta protec- ción, con la participación de privilegios. De ahi también que fuese bautizada la nueva Congrega- ción con el titulo mismo de la Preciosa Sangre. Monseñor Cristaldi escribía a Gaspar aprobando este pensamiento: «El deseo del buen canónigo Albertini.es también mío; es decir que la unión de misioneros se erija bajo la advocación de la «Pre- ciosa Sangre», que borra los pecados, Sangre que salva las almas; sangre que avalora la palabra de los misioneros y les dá fuerza para producir ópimos frutos,» Gaspar, escribiendo a su vez a Bonamni, le per- suadía a conformarse con esta resolución... «Erit au- tem nobis sanguis in signum». Afanose el bienaven- turado fundador en transfundir a sus discipulos y afiliados el espíritu que entrañaba dicha bandera recogida en la misma cumbre del Calvario, no con- tentándose con renovar sus ardientes deseos de propagarla, sino además, obligándose con voto es- pecial y riguroso al apostolado de la Preciosa Sangre... Como supiese que un sacerdote partía para le- janas tierras con ánimo de evangelizarlas, procuró ansiosamente verlo, y teniéndolo a su vera le habló del amor a la Preciosa Sangre de Jesús, confirién- dole facultades que tenía como delegables para la

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