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— 111— ganoso por otra parte de procurar asegurar Su ver- dadero mérito dentro de si mismo y no en un re- nombre exterior. La verdadera filosofía de las almas es esa desde el momento en que la grandeza debe medirse, no por lo que se parece, sino por lo que se es. Los valores humanos sufren harta deprecia- ción cuando se someten a un análisis de fondo en tanto modo, que se esfuman y evaporan, sino resul- tan valores contrarios a lo que a primera vista y en la periferia representaban... No por eso dejaba de ser el alma y fundamento de todo lo que concernía a la nueva Congregación, Con el fin de imprimir mayor impulso a las Mi- siones trató de allegar nuevos operarios que milita- sen bajo su misma bandera. Pronto tuvo el gozo de ver en su compañía a D. Vicente Tani, de la fami- lia de los marqueses del mismo apellido. Era ya muy venerado por sus costumbres angelicales y por su grande austeridad. Ayunaba continuamente: Viajaba siempre a pie cuando se trataba de trabajos apostólicos. Poseía una humildad tan rara, que nunca se le escuchó palabra que sonara a amor propio. Copia de santos, muchas veces se despojó de sus propios vestidos para cubrir con ellos la mendiguez y la necesidad del pobre desnudo. Por eso obtuvo de Dios regaladas mercedes y extraor- dinarios dones. Enamorado además de María San- tísima y de la Preciosa Sangre, trabajó como ver- dadero apóstol en la propagación de estas devocio- nes hasta que lleno de méritos murió en Terrentino

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