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— 106 — cias espirituales y aun añadió a. todo una no.peque- ña subvención o socorro para los primeros gastos de la fundación. El 30 de Julio, nuestro Beato encontrábase en Giano... En carta a Cristaldi, le. decía: «Llegué a Spoleto el jueves por la noche... El retardo obede- ció a la copiosa lluvia que nos sorprendió en el camino. El viernes por la mañana me presenté a monseñor el Obispo, que me acogió con singular benevolencia. Le hice sentir mejor el espíritu de nuestro Instituto, y le veo, en verdad, totalmente cambiado...» ¿A qué obedecía este cambio? ¿Tal vez a recti- ficación de juicios sobre Gaspar? ¿Acaso a la ac- ción interna y directiva de la voluntad “de Dios? ¿O bien a negarse los jesuítas a establecerse en Spoleto? A nuestro entender los hilos de este telar maravilloso de los orígenes del Instituto de la Pre- ciosa Sangre los tenía y manejaba Dios desde el cielo y a su intervención oculta, pero eficaz en las determinaciones del obispo, puede atribuirse este cambio de impresiones y de conducta del ilustrísi- mo Sr. Canali. Aquella misma tarde marchó Gaspar a Giano y el sábado por la mañana estaba ya en San Félix, donde celebró la Santa Misa... Como ocurre en estos empeños de primeras fundaciones, los gastos iban sumándose en el arre- glo de la casa y en la preparación conveniente del edificio. A poco, le faltaba ya dinero para seguir la

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