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— 101— taldi el: brazo de su protección... Deberia ser su ángel protector. Invitó éste al valeroso apóstol para que fuese a predicar en Giano una serie de ejercicios, con que el abogado Paducci solía preparar a sus con- ciudadanos para la Fiesta de Todos los Santos. Aceptó Gaspar con mucho contento el compro- miso, realizando durante el mes de Octubre la pre- dicación, Suavemente iba Dios llevándole como por la mano al logro de sus altos ideales, En Giano tuvo ocasión de visitar la antigua iglesia y monasterio de San Félix, que antes de la revolución pertenecian a los PP. Pasionistas y ac tualmente estaban abandonados por no querer 1 taurarlos sus propietarios. Al verlos, un pensam to iluminó la mente de nuestro Beato. ¿Por qu habían de ser aquel la cuna de su Instituto? ¿Po no había de ocuparse aquel lugar en menester ¿No sería una ocasión aprovechable para delinear las primeras pretensiones de su alma? ¿No sería Dios mismo quien le presentaba ocasión tan favo- rable? Agitado por estas ideas, resolvió comunicárse- las al bondadoso Cristaldi en la primera coyuntura, y éste, ni corto ni perezo, avistose con el Papa, ex- poniéndole la idea de Gaspar. Por rescripto del 30 de Noviembre de 1814, donó Pío VII dicha iglesia y monasterio de San

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